Haz de la presencia consciente tu morada


Interlocutor: ¿Es posible mantener la posición de la presencia consciente tratando con los asuntos de la vida cotidiana o cuando uno discute con alguien? Especialmente tratando con alguien que también está atrapado en el yo separado.

Rupert Spira: Es el motivo por el que venimos a lugares como éste; aquí nuestras circunstancias son fáciles y pacíficas, en la mayoría de los casos no hay nada que está provocando la reactividad del yo separado. Podemos, de manera segura, relajarnos en nuestro propio Ser. Pero cuando salimos a la calle y alguien choca con nosotros inmediatamente nos sentiremos ofendidos. No es la consciencia la que se sentirá ofendida, la consciencia jamás se siente ofendida. Pero, en ese momento, el yo separado es recreado, yo aquí separado de un tú allí separado.

El valor de venir a un encuentro como este es acostumbrarnos a morar en nuestra propia naturaleza en circunstancias fáciles, a diferencia de cuando estamos ahí fuera en el mundo, cuando todo nos anima a pensar y sentir en tanto que un yo separado. Aquí todo nos anima a pensar y sentir en tanto que el verdadero Ser de la presencia consciente; aquí nos acostumbramos a ello, nos habituamos a ello. Salimos fuera y por un rato parece que se pierde, y volvemos de nuevo aquí. Cuando digo volvemos, no estoy queriendo decir volvemos a un lugar o a una persona, quiero decir volvemos a nuestro propio Ser y moramos, permanecemos ahí. Después cuando parece que de nuevo volvemos al mundo, con el tiempo nos daremos cuenta que cada vez menos situaciones tienen la capacidad de sacarnos de ahí.

Así que remítete a aquello, en tu experiencia, que hace que aquello de lo que hablamos aquí sea real. Puede que sea un encuentro como éste o un libro, puede que te sientes en casa y simplemente mores en tanto la presencia consciente que eres permitiendo que aparezcan los pensamientos, sentimientos y percepciones. Sigue aquello que para ti sea lo mejor. 

Al principio parece que hay un vaivén, un movimiento, pero en la mayoría de los casos, este vaivén se va reduciendo, se va ralentizando, hasta que te das cuenta de que jamás te has movido; has hecho de la presencia consciente tu morada. En vez de hacer de los pensamientos y sentimientos tu morada, haces de la presencia consciente tu morada. Los pensamientos y sentimientos no van a cesar; simplemente dejan de servir a un yo imaginario y empezarán a servir a la paz, felicidad y amor, que son inherentes a tu verdadera naturaleza.

(Pasaje extraído del Encuentro de Febrero de 2012. Disponible en "Descargas").