La Consciencia es su propio contenido


Como herramienta pedagógica, el Advaita o la enseñanza de la no-dualidad a veces se refiere a la Consciencia y a sus contenidos, las apariencias (apariciones) que surgen dentro de ella, como dos elementos separados. Esto establece la independencia que tiene la Consciencia de sus apariencias y la dependencia que tienen las apariencias de la Consciencia.

Como tal, es una herramienta útil que desarraiga el modelo convencional de una Consciencia que depende de los objetos y de un mundo que existe separado e independiente de la Consciencia.

Sin embargo, una vez que esta verdad ha sido establecida, esta formulación en sí se convierte en una limitación e inhibe una comprensión más profunda. Lo que era cierto desde el punto de vista del paradigma convencional, dualista, se convierte en falso ante una exploración más profunda sobre la naturaleza de la experiencia.

Así que veamos de nuevo la formulación de que los objetos aparecen dentro de la Consciencia, y que cuando desaparecen, la Consciencia se queda sin contenido.

En la analogía del océano, las olas son una metáfora para las apariencias que surgen en o dentro del océano de la Consciencia.

El contenido de las olas es agua, así como el contenido de una apariencia es Consciencia.

La forma de la ola es la forma que toma el agua. Es la forma de la apariencia. ‘Ola’ es su nombre. Pero el contenido de esa apariencia no es ola. Es agua.

Del mismo modo, con el fin de ‘aparecer,’ la Consciencia se 'viste’ a sí misma en nombre y forma. Toma la forma de una apariencia proyectándose a sí misma a través de la mente y los sentidos.

Sin embargo, el contenido de cada experiencia es la Consciencia misma.

Entonces, los objetos - es decir, los pensamientos, las sensaciones y las percepciones - no son el contenido de la Consciencia. La Consciencia sola es el contenido de la Consciencia. Pensamientos, sensaciones y percepciones son los nombres y formas que la Consciencia toma en el proceso de la manifestación.

Cuando las olas se disuelven, ¿acaso su contenido desaparece? No, la apariencia de las olas cesan, pero su contenido, el agua, permanece exactamente como siempre es.

Del mismo modo, el contenido de las apariencias es la Consciencia, y cuando la apariencia desaparece, su contenido no lo hace. Entonces, el contenido de la Consciencia es  la Consciencia misma. La Consciencia es su propio contenido. Jamás se convierte en alguna otra cosa.

Esto puede ser reformulado en una manera mucho más cercana a nuestra experiencia real, diciendo que el contenido de todo es Consciencia y esta Consciencia es lo que íntimamente sabemos que somos.

La Consciencia es nuestra propia Realidad y la Realidad de todas la apariencias.

En este sentido, cada formulación acerca de la Verdad revela las limitaciones de y remplaza las formulaciones menos completas que la preceden, y entonces, así, es expuesta y remplazada por una formulación más cercana  a la experiencia directa.

Conforme esta exploración de la naturaleza se profundiza, incluso las más sutiles formulaciones son vistas como insuficientes. El punto en el que tocan la experiencia a la que se refieren, es precisamente el punto en el que se colapsan en el Silencio, que es su fuente.

(Un extracto traducido por Tarsila Murguía del libro 'The Transparency of Things,’ de Rupert Spira) 

Fuente: Presencia Consciente