La mente, el cuerpo y el mundo son como mis invitados


Interlocutor: Siento que es difícil ser consciencia, o adoptar una posición como consciencia porque mi mente siempre pretende ser consciencia.

Rupert Spira: ¿Conoces ahora, o eres consciente de tu experiencia? 

I: Sí.

RS: Sí, es obvio que sí. Eres consciente de tus pensamientos, eres consciente del sonido de mi voz, eres consciente de la vista de esta habitación. 

I: Sí. 

RS: ¿Necesitas hacer un gran esfuerzo para ser aquello que conoce tu experiencia? 

I: No ahora, pero algunas veces es difícil, pero ahora es fácil y no lleva esfuerzo alguno. 

RS: Sí, no lleva esfuerzo alguno. No tienes que mantener continuamente el ser consciencia, no tienes que pensar y recordarte a ti mismo: “soy aquello que es consciente de mi experiencia, soy aquello que es consciente de mi experiencia”.

Antes cuando creías que eras un cuerpo y una mente tampoco tenías que recordarte a ti mismo: “soy un cuerpo mente, soy un cuerpo mente”. Esa creencia estaba entretejida sin esfuerzo en tu experiencia.

De manera similar, ahora que comprendes que eres aquello que es consciente de tu experiencia, puedes ver que no tienes que hacer esfuerzo alguno para mantener el ser esa consciencia. 

De hecho, si hay algún tipo de esfuerzo implicado en ello, es el esfuerzo de imaginar que soy un cuerpo mente. Eso lleva esfuerzo y necesita ser mantenido continuamente a través de la creencia y el sentimiento. Es por eso que causa tanta fatiga el ser una entidad separada, un yo separado; ser un aparente y finito yo separado requiere mantener un esfuerzo sutil continuo. 


En tu experiencia sigue dándote cuenta de: “soy aquello que es consciente de mis pensamientos, sensaciones y percepciones”. No tienes que trabajar duro para tener esa realización, es tan obvio.

“Oh sí, soy consciente de mis pensamientos: ahí van otra vez, simplemente están pasando, pero yo no estoy pasando, siempre estoy aquí, mis pensamientos están pasando, mis sentimientos están pasando, mis sensaciones y percepciones están pasando…”

En otras palabras: la mente, el cuerpo y el mundo me visitan continuamente y después me abandonan. Son como mis invitados; algunos son más agradables que otros, pero todos son invitados, todos me rinden visita y después se marchan.

Pero yo siempre soy aquello que es consciente de ellos, y su aparición y desaparición jamás me toca profundamente, estoy abierto a toda forma de cada aparición, soy íntimo con la forma de cada aparición, pero ninguna aparición me puede manchar, colorear o dañar. Soy totalmente abierto y vulnerable y al mismo tiempo no se me puede dañar. 

Esto no requiere esfuerzo alguno, simplemente darse cuenta.


(Pasaje del Encuentro de Abril de 2014. Disponible en "Descargas")