La amabilidad del mundo


Pregunta: A veces escucho decir que cuando se hace evidente que no hay ninguna entidad separada, todo continúa como antes, incluyendo los enfados, los problemas, etc. Siempre imaginé y tuve la esperanza de que esta comprensión podría generar un profundo impacto en mi vida.

Rupert Spira: La comprensión experiencial de que no hay ninguna entidad separada genera un efecto profundo en la vida de uno. Sin embargo, no es la comprensión intelectual la que transforma la vida, sino más bien el siempre-presente conocer, ser y sentir la unicidad de la experiencia.

Es cierto que las sensaciones y percepciones continúan surgiendo como lo hacían antes. Sin embargo, esas sensaciones que validan y corroboran la creencia en una entidad separada se desvanecen poco a poco en la mayoría de los casos. Como resultado hay una gran sensación de alivio y paz a nivel del cuerpo y la mente.

A pesar de las creencias dualistas que parecen separar nuestra experiencia en un sujeto perceptor y un objeto percibido, en realidad nunca lo hacen, sin embargo, esta separación aparenta ser real y, por lo tanto, el sufrimiento inherente a esa posición aparenta ser igualmente real.

Una vez que esta ignorancia fundamental ha sido expuesta, los pensamientos, sentimientos y actividades que dependen de ella para existir se desvanecen, ya sea en forma radical o, como en la mayoría de los casos, poco a poco.

Y aunque esos pensamientos, sentimientos y actividades que dependen del sentido de separación y que continúan surgiendo podrían parecer ser exactamente los mismos que los que alguna vez fueron alimentados por la creencia fundamental en la dualidad, no lo son. Ellos son como una soga que ha sido quemada y sin embargo, por un tiempo, todavía mantiene su antigua forma. Cuando le soplas a la soga, te das cuenta que ya no tiene ninguna sustancia. Está vacía, hueca. Ha sido quemada.

Sólo esos pensamientos, sentimientos y actividades que se basaban en la creencia fundamental de la dualidad dejan de aparecer. Todos los demás pensamientos, imágenes, sensaciones y percepciones continúan como antes.

De esta forma, la mente se libera de la agitación, la confusión, el anhelo, el sufrimiento, la adicción, la inquietud, la actitud defensiva, etc. de todo eso que alguna vez caracterizó gran parte de su actividad y así, la libertad, la creatividad, la paz, el sentido amoroso, el humor, la calidez, la amabilidad y la inteligencia se convierten en su hábito natural.


La apariencia (aparición) del cuerpo continúa como antes y sigue, por supuesto, sujeto a las leyes normales de la naturaleza, incluyendo el dolor físico, pero se libera de la terrible e imposible carga de satisfacer las voraces exigencias de un yo que no existe.

Como resultado, una relajación profunda se da a nivel del cuerpo que penetra hasta sus capas más profundas. El cuerpo vuelve gradualmente a su bienestar orgánico natural. Se siente como abierto, amoroso, sensible, como luz, espacioso.

Y el mundo, es decir, las percepciones sensoriales, continúan como antes, sólo que están liberadas de la sensación de alteridad, del sentido de ‘yo-no-soy-eso’. Ya no experimentamos un mundo distante o separado de nosotros.

Como resultado, el mundo deja de ser una fuente potencial de paz, amor y felicidad para un yo imaginario y también deja de ser, por lo tanto, una fuente potencial de miseria.

El mundo se experimenta más cerca que cerca. Se experimenta como íntimo, vivo, vibrante y amistoso. De hecho, dejamos de experimentar un mundo como tal. Nosotros somos el mundo. Consciencia y experiencia son comprendidos como uno.

De hecho, no hay ningún 'nosotros’ y, por lo mismo, no hay ningún 'mundo,’ como tal. Ya no separamos nuestro conocer-el-mundo de su ser, su existencia.

Y a medida que nos damos cuenta que conocer-el-mundo y la existencia-del-mundo son una y la misma experiencia, nos damos cuenta que amar no es algo que hace nuestro yo hacia otro, o nuestro yo hacia el mundo, sino que más bien es la naturaleza inherente de toda experiencia. No hay nada separado de eso.

Conocer el mundo es ser el mundo y ser el mundo es amar al mundo.

Entonces, para abordar específicamente la afirmación de que el enfado y los problemas, etc. continúan igual que antes, yo diría lo siguiente:

Primero que nada tengamos en claro que estamos hablando de problemas psicológicos y no prácticos. Los problemas prácticos, como lidiar con nuestro auto cuando se descompone, con el seguro cuando nuestra casa se quema, con nuestros asuntos financieros y de salud, etc. son resueltos de manera eficiente y práctica y no generan ninguna implicación psicológica y, por lo tanto, no dejan huella psicológica.

De hecho, es precisamente debido a que son problemas prácticos sin una contraparte psicológica que pueden ser abordados simple y eficientemente y no generan, como resultado, ningún tipo de sufrimiento.

Entonces, después de haber comprobado que estamos hablando de la continuación de los problemas psicológicos, tales como la irritación, el enojo, el aburrimiento, los celos, etc., ahora nos podemos preguntar específicamente ¿acaso continúan ese tipo de reacciones? La respuesta es muy simple: 'no’.

Aunque podría haber un período de tiempo en el que estos viejos patrones de pensamiento y sentimiento en nombre de una entidad separada continúen, simplemente por la fuerza de la costumbre, con el tiempo, se disipan.

Sin embargo, sería una especie de cinismo afirmar que los problemas psicológicos como el enfado, la ira, los celos, etc. continúan y después tratar de justificar esas reacciones con ideas no-duales como 'todo es igualmente una expresión de la conciencia’, 'todo surge de manera espontánea’, 'no hay un hacedor’, etc., etc.. Esto es pseudo-advaita, una conducta justificativa que proviene del sentido de separación y que pretende venir de una comprensión no-dual.

Todos esos problemas psicológicos son formas de sufrimiento y el sufrimiento, por definición, siempre gira en torno a la creencia de ser una entidad separada. Tarde o temprano es necesario contar con la honestidad y el coraje para enfrentar ese hecho.

Podemos engañarnos a nosotros mismos por un tiempo, creyendo que hemos visto a través de todo el mecanismo del aparente yo separado y sin embargo seguir sufriendo, pero tarde o temprano, la búsqueda que es inherente al sufrimiento atravesará la fina capa de las creencias no-duales de las que el sentido-del-yo-separado se había apropiado y con las cuales había comenzado una nueva ronda de búsqueda.


(Un extracto traducido de “Presence: The Art of Peace and Happiness, Volume 1”) Fuente: Presencia Consciente.