La forma esencial del yo separado es un pensamiento que imagina que nuestro yo-presencia consciente no imbuye toda experiencia íntimamente y por igual sino que tan solo imbuye una pequeña parte de esta. Este conjunto de pensamientos y sentimientos constituye el yo que cree ser el cuerpo y la mente.
Es como imaginar que la pantalla del ordenador no imbuye todos los documentos e imágenes que aparecen abiertos en ella sino solamente uno de ellos. De hecho, ni tan siquiera esto es cierto, porque los documentos e imágenes no son imbuidos por la pantalla, sino que no existen aparte de la pantalla.
Así pues, no existe algo así como un documento o una imagen con su propia existencia independiente. En realidad, solo existe la pantalla. Documento e imagen no son más que los nombres que le damos a la pantalla y a las formas que parece asumir.
Desde el punto de vista de la pantalla, no hay ningún documento o imagen real, independiente, como tales. Tan solo existe la pantalla misma. Los documentos y las imágenes se consideran reales por sí mismos cuando su realidad -la pantalla- ha sido pasada por alto.
En otras palabras, los documentos e imágenes tan solo se consideran reales desde el punto de vista imaginario de un documento o una imagen. Es decir, tan pronto como la pantalla se olvida, los documentos y las imágenes parecen asumir su propia realidad independiente.
Parecen convertirse en objetos reales, separados, autónomos, hechos de algo distinto de la pantalla, por ejemplo de palabras, colores, formas, objetos, etcétera. Sin embargo, desde el punto de vista real y único de la pantalla, tan solo ésta existe.
(Pasaje extraído del libro "Presencia. El arte de la paz y la felicidad"). Disponible en "Editorial Sirio".