Desde el punto de vista de la Realidad, los objetos revelan la Consciencia


Cuando la Consciencia se acostumbra a pensar y sentir que vive dentro del cuerpo-mente... 

Quien siente miedo de salir de casa proyecta todo tipo de cosas desagradables hacia el mundo exterior con el fin de justificar su deseo de permanecer allí dentro. Todo lo que ve y oye del mundo exterior parece justificar su actitud hacia ello y sería demasiado difícil convencer a esa persona de que es de hecho su actitud de miedo la que causa que el mundo aparezca de cierta manera, y no el resultado de la forma en que el mundo es inherentemente. 

De la misma manera, la Consciencia se acostumbra a pensar y sentir que vive dentro del cuerpo-mente y corrobora este hábito con varias capas de creencia y sentimiento. Una vez que ha asumido esa posición, su experiencia parece confirmar la verdad de sus creencias y sentimientos. 

Sin embargo, en la naturaleza de Maya, el despliegue creativo de la manifestación, lo contrario también es cierto: cuando la Consciencia comienza a liberarse a sí misma de su identificación exclusiva con el cuerpo-mente, recibe todo tipo de confirmaciones del mundo de que está en el camino correcto. 

El ego (la-Consciencia-pretendiendo-ser-una-entidad-separada) es un maestro en la apropiación de cualquier cosa que esté disponible con el fin de perpetuarse a sí mismo, y para ese propósito, la ‘Verdad’ será suficiente, así como cualquier otra cosa. En cierto modo, esta es la máxima seguridad porque eso no puede ser superado. 

Por ejemplo, el ego utiliza el así llamado entendimiento de que la 'Consciencia es todo lo que hay,’ o sea 'cualquier cosa es tan buena como cualquier otra cosa,’ como una excusa para justificar su actividad de separación. 

Sin embargo, el ego es una pretensión, una pretensión de que la Consciencia elige hacer algo desde su propia libertad. 

La actitud de que la Consciencia es todo lo que hay, es verdadera si proviene de la comprensión, sin embargo no es verdadera si proviene de la creencia, del ego. El ego es, por definición, la mezcla exclusiva de Consciencia con un cuerpo-mente, y por lo tanto no puede afirmar al mismo tiempo ser todo. 

La creencia de que la Consciencia es todo lo que hay no pone fin al sufrimiento que es inherente a la identificación exclusiva de la Consciencia con un solo cuerpo-mente, y por lo tanto la búsqueda, aunque temporalmente sometida por esta aparente actitud de tolerancia y aceptación, inevitablemente aparecerá de nuevo en algún momento. 

Es falso decir: “Todo es Consciencia, por lo tanto acepto mi sufrimiento y negatividad como una expresión de esa Consciencia y no puedo, como resultado, hacer nada al respecto.” 

El sufrimiento es ya un rechazo de la situación actual, una falta de aceptación de la situación actual tal y como es. Este rechazo es la contraparte de la identificación exclusiva de la Consciencia con el cuerpo-mente. Eso es a lo que se reduce el sufrimiento. 

Si nuestro credo es: “Todo es Consciencia, por lo tanto, cualquier cosa es tan buena como cualquier otra cosa, entonces no puedo ni necesito cambiar mi sufrimiento,” entonces, ¿por qué no aplicar esa actitud ante la situación actual en primer lugar y darle la bienvenida exactamente como es? En lugar de aceptar nuestro rechazo de la situación actual, ¿por qué no simplemente aceptar la situación actual en sí? El sufrimiento cesaría justamente ahí. 

La así llamada aceptación del rechazo del momento no es la verdadera, imparcial, y benévola aceptación de todo lo que aparece dentro de la Consciencia. Es miedo vestido de entendimiento, es un falso Advaita. Como tal, es la actividad del ego mismo, perpetuando su propia separación y miseria. 


El ego es simplemente la mezcla exclusiva de la Consciencia impersonal, que está viendo y entendiendo estas palabras ahora, con un solo cuerpo y mente. 

Es una actividad de la Consciencia o, más exactamente, la forma que esta Consciencia impersonal toma de vez en cuando. 

Por lo tanto, la paz y la felicidad, que son inherentes a la Consciencia, también son inherentes al ego, a la supuesta entidad separada, en la misma forma en que el oro es inherente a un pendiente. 

De hecho, podríamos decir que el ego es el sabor mismo de la Paz y la Felicidad, mezclado con la creencia y el sentimiento de que la Paz y la Felicidad no están presentes. 

Es el pendiente diciéndose a sí mismo: “Quisiera brillar con la belleza y la luz del oro,” sin darse cuenta de que su Existencia y Belleza ya provienen del oro. 

De la misma manera, cada experiencia es sólo la presencia de la Consciencia brillando. 

No necesitamos ir a otro lugar, o hacer cualquier otra cosa para conocer nuestra experiencia de esto. Esto es todo lo que siempre estamos experimentando. 

Tratar de llegar a cualquier otro lugar o buscar cualquier otra cosa para experimentar la Presencia, es precisamente la negación de esta misma Presencia brillando aquí en este momento, como este momento. Al mismo tiempo, la Consciencia brilla en medio de la negación de sí misma, y en su posterior búsqueda de sí misma. 

Buscarse a sí misma como objeto es como el pendiente diciéndose: “Tengo que convertirme en algo más, tengo que hacer algo más, para experimentarme a mí mismo como oro.” Sin embargo, éste es ya, solo oro. Ya sea que se convierta en una pulsera o un collar, siempre será sólo oro. El oro no está escondido detrás ni dentro del pendiente. Brilla como el pendiente. El pendiente es su brillo. 

Es cierto que el nombre y la forma del pendiente puede atraer nuestra atención con tanta fuerza que no nos demos cuenta de que estamos viendo el oro. Vemos sólo el nombre y la forma del pendiente. Tan pronto como vemos el oro nos damos cuenta de que cuando estamos ante el pendiente estamos viendo simultáneamente el oro. 

Al igual que en el modelo físico del mundo, sabemos que cuando vemos objetos, de hecho, sólo estamos viendo luz, por lo tanto en la Realidad, cuando vemos la apariencia de objetos, sabemos simultáneamente, que de hecho, sólo vemos Consciencia. 

Es decir, la Consciencia, o el Ser, sólo se percibe o se experimenta a sí mismo. 

Desde el punto de vista de la mente, los objetos velan la Consciencia. 

Desde el punto de vista de la Realidad, los objetos revelan la Consciencia. 

(Un extracto traducido por Tarsila Murguía del libro 'The Transparency of Things,’ de Rupert Spira)

Fuente: Grupo de Facebook “En el Corazón de la Consciencia”.